martes, 15 de septiembre de 2009

En ocasiones la vida es irónica

Después de dos semanas de relativa tranquilidad en la que me he tomado tiempo para empezar a conocer a la gente y ver como está todo organizado ha llegado la hora de pasar a la acción y empezar a trabajar en serio, porque no se trata de llegar nueva y empezar a revolverlo y a cambiarlo todo.

Mi nuevo jefe me ha dicho que me iba a llamar el director de una de las empresas de grupo que más ayuda necesita para modernizar su empresa y modificar su estructura para que pueda ser competitiva en la situación actual y además respetuosa con los empleados y con el medio ambiente.

Trina el teléfono.

Tiripipí Tiripipí.

- Pecorilla, el director General de SlaverCorp pregunta por ti. - Me anuncia la telefonista.
- Pásamelo.
- Le tienes en la linea dos.
- ¡Gracias!

- Buenos días. ¡Digamé!
- Quiero concertar una reunión con el nuevo responsable de optimización y gestión de recursos.
- Esta semana tengo la agenda libre. ¿Le parece bien mañana a las nueve?
- Estupendamente. Por cierto, me suena mucho tu voz. ¿Nos conocemos de algo?
- Puede ser que hayamos coincidido en un par de ocasiones, Torobufador.
- ¡Arghhh! ¡No puede ser! Pecorilla Descastada. - buf.
- La misma.
- buf - Se supone que tú... buf
- Si, que me habías despedido, ya.
- buf (respira sofocado) - Esta broma no tienen ninguna gracia.
- Juaa Jaaa Ja Ja (risa malévola)
- ¡Ninguna gracia!
- Ja ja ja.
- ¡Jo!, ¡Para ya!

- Mañana a las nueve en mi despacho.
- Buf.
- Lo tomo por un si.

Clic.

Y es que la vida es irónica. Quien nos iba a decir a Torobufador y a mi que en lugar de ser yo su subordinada ahora sería la asesora a quien tiene que escuchar. Llamadlo karma, equilibrio cósmico, castigo divino o como os dé la gana.

En cualquier caso la situación actual promete muchos ratos de diversión en potencia.