lunes, 27 de diciembre de 2010

Navidades: cuando todos quieren ser Pecorilla

Quienes no me conocen opinan que soy una falsa, una traidora, una auténtica hija de puta malnacida, mentirosa y astura que tiene como deporte joderle la vida a los demás. Seguramente estos y otros epítetos se acercan bastante a la realidad y aunque suenan muy bien creo que no los voy a poner en mi currículo, ni en la contraportada de mi diario cuando lo publiquen.

Aquellos que me conocen piensan que soy una amiga leal, una excelente compañera que siempre da buenos consejos y una colaboradora eficaz. también andan bastante encaminados. Lo único que pasa es que no conocen el objeto de mi lealtad.

Realmente pienses lo que pienses de mi en realidad no soy muy distinta de ti, ni de ninguna persona que conozcas. Tengo dos brazos, dos piernas, una cabeza y un corazoncito en el centro del pecho, ligeramente desplazado al lado izquierdo de mi cuerpo.

Eres un falso, embustero y mentiroso. Puede que hayas mandado mensajes en nochebuena a gente con quien tuviste el último contacto mediante SMS la nochebuena anterior. Además puede que no te hayas molestado ni en personalizarlos.

Puede que seas de esas personas que se juntan para la supercena de navidad, las cena del trabajo, cuando no soportas ni a la mitad de tus compañeros y bastante tienes con verles a diario en la oficina. La cena de la familia, con esa caterva de malnacidos que forman la familia de tu novia... que resulta que los padres de tu pareja eran hermanos y por eso todos los hermanos de tu novia han salido subnormales, excepto ella que es el fruto de una aventura extramatrimonial de su madre pero nadie quiere reconocerlo...

Compras regalos porque es lo que hay que hacer estas fechas, te juntas con gente a la que te apetece no ver...Quieres ser yo. Quieres ser un experto fingidor. Juntarte con la gente y quedar bien aunque por dentro les odies a todos. Te lo aviso, no es fácil. Corres el peligro de perder tu humanidad. ¿Qué más da? Humanidad, bondad y derechos humanos son palabras tan antiguas que nadie recuerda ya su significado. Dar los buenos días o desear a alguien feliz navidad sólo son formas de expresión.

Por ejemplo, esta mañana comprando en una tienda ha sucedido lo siguientes.
- ¡Feliz navidad!
- Qué tenga usted una buenas ventas - replico a la dependienta mientras me acerco a la salida del establecimiento.
- Esta no ha dicho "feliz navidad". - escucho murmurar entre dientes.
- Te he oído. No le he deseado feliz navidad porque no te la deseo y punto. Al menos no soy tan falsa como usted.
- ¡Qué grosera!
- ¿Prefiere que le mienta? Le deseo unas buenas ventas porque que esta tienda siga abierta mucho tiempo, porque me viene muy bien que exista este tipo de negocio en este lugar. Pero ahora prefiero que tenga usted unas buenas vacaciones, para no verle la cara de culo la siguiente vez que venga a comprar aquí, porque prefiero que esté su compañera, ya que ella me atiende mejor.


Sin palabras se quedó la mujer.



La moraleja de este asunto es que si quieres ser una Mala Pécora de cuidado estás en tu derecho, pero tienes que ser capaz de asumir las consecuencias.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Muerte de los niños cantores

Si me fastidiaba que los compañeros imbéciles del trabajo perdieran su tiempo con un partído de fútbol en horario laboral, tengan la radio puesta de fondo en la oficina y desgasten el F5 para ver si les ha tocado la lotería me fastidia sobre manera.

Otra cosa que me dan arcadas es la voz de los odiosos niños, que a fin de cuentas no son más que mocosos con voz de pito y sin pelo en el pecho a quienes les cambiará la voz para que lleguen a la pubertad y algunos podrán cantar de verdad y otros no podrán cantar ni en la dicha de su casa sin provocar que alguien le sangren los tímpanos.


Una cosa es que un niño canta porque está contento, pero que cante "profesionalmente" es una aberración y sus padres merecen ser colgados por los pulgares de un alambre de espino oxidado y ser pcoteados por palomas portadoras de toxoplasmosis.