miércoles, 30 de enero de 2013

El babuíno que dejó de sonreír IV (final)

Ayer me desperté en una cama ajena junto a un hombre con abel uel que no recuerdo haberme acostado pero con quien tengo mucha confianza. Él es Babuíno Sonriente y es el único ser humano varón al que puedo considerar un amigo. ¿Cómo he llegado a esta situación?. Durante un instante estuve desconcertada. Al fin y al cabo se supone que sé por qué hago todo lo que hago, pero a veces actúo por impulso y no soy la mujer fría como el acero y calculadora como una Casio que creo que soy pero estoy adelantando acontecimientos así que vayamos al principio de esta historia.

Era una soleada aunque fría mañana de marzo de 2003, Ronaldo marcaba goles para el Real Madrid, se hablaba de delitos de falsedad documental y estafa en Caja Sur, en los dos meses que llevábamos de año las empresas automovilísticas ya llevaban vendidos doscientos mil coches menos que el año anterior, seis mil estudiantes se manifestaban en Barcelona contra la guerra, el PP con Aznar a la cabeza insistía en apoyar la guerra de Irak y mantenía el terrorismo en el centro del discurso para distraer la atención sobre todo lo demás y tú seguramente tenías más pelo en la cabeza. 

La burbuja de las puntocom había explotado, pero el sector no se había reestructurado aún. Yo por mi parte llevaba el pelo rizado y era la mano derecha de Dios Engreído, el Director de Recursos Humanos de SlaverCorp era mi Jefe directo. Cada día aprendía una cosa nueva. Aprendí más trabajando a su lado que haciendo la puñetera carrera. Frases como "Su hipoteca es tu fuerza" o "Elegir entre la Dignidad y el Salario es fácil para quien tiene hipoteca y cargas familiares" y otras perlas de sabiduría que en el MBA te cuentan con otras palabras mucho más sutiles, tan sutiles que no te das cuenta de la verdad que encierran.

Yo era alumna aventajada, y absorbía casi todo hasta que un día escuché: "Mírale, cárgatelo. Tendría que haber una ley que permitiera despedir a ese de las gafas. Parece un búho y no me gusta como me mira". Miré a mi alrededor y vi claramente que se refería a nuestro administrador de red. En realidad no estaba prestando atención, en mi cabeza resonaron las palabras gafas y búho.
-¿Estás hablando de Gafas de Búho? 
- Si, ese, como se llame.Quiero despedirle, me cae mal.
-Algo habrá que alegar para despedirle, no le puedes despedir sólo porque te cae mal.
-Si que puedo y lo haré.
-De acuerdo, haz lo que quieras, pero será mejor que no me pregunte nunca un juez.
-Que graciosa, como si los borricos como ese denunciaran por despido improcedente.
-Puede hacerlo.
-Ya, pero esos lo más que hacen es una sentada de protesta en Second life.
-No sabía que nosotros teníamos sede virtual en Second Life
- Si que la tenemos, y vete poniendo las pilas que mañana vas a dar una conferencia en la sede virtual de la empresa sobre la selección y la estimulación de talento en la era de la Aldea Global.
-Vale, me voy a  buscar en el Atlas donde está la Aldea Global esa que luego me pilla el toro. - Dije mientras soltaba una risita.

Ahora mi mente viaja a 2010. Gafas búho fue despedido de manera bastante sucia y me parecía fatal. Intento  colarme en la cuenta de correo de Dios Engreído. Cuatro intentos bastaron para acertar su contraseña. Es un animal de costrumbres. Esto será muy fácil. Dos emails más tarde, una firma falsificada después y la intermediación de un becario empanado del que nadie se acuerda y todo el mundo cree que Dios Engreído se ha arrepentido del despido o tiene miedo de que sea declarado improcedente. Da lo mismo. No sirvió de nada y le terminó despidiendo en 2011.

Le dije con sutilezas a Gafas de Búho que denunciara por despido improcedente. Me dijo que no pasaba nada, que se apañaría y que no era asunto mío, pero yo me lo tomé como algo personal. Como asesora externa aún tenía relación con SlaverCorp. Había sido archivista, había trabajado en el departamento de RRHH y sabía todo lo que hay que saber así que preparé el escenario e impliqué a un antiguo compañero del máster de Mediación en conflictos laborales que ejercía en el área de laboral de despacho de abogados.

Le dije que debido a un conflicto de intereses no podía interferir en el asunto, cosa que además era cierta. Lo que no le dije es que si me pillaban haciendo lo que estaba haciendo me podían empapelar por suplantación de identidad y falsificación documental, pero ya puestos a hacerlo bien pues cometo los dos delitos juntos y ya está, a fin de cuentas si algo aprendí de Dios Engreído es que "el fin justifica los medios aunque siempre es preferible un entero que quedarse a medias" ¿o lo aprendí de Maquiavelo? No, seguro que no, creo que por aquellas fechas no coincidí nunca con Maquiavelo ya que ni parábamos en los mismos lugares ni parábamos en los mismos siglos, así que sería de Dios Engreído.

Y así llegamos a mediados de 2012. Sale el juicio y readmiten a Gafas de Búho, pero Dios Engreído y por tanto SlaverCorp, desoyen el mandato judicial indicando que todavía pueden recurrir la sentencia. y así llegamos a Enero de 2013.

La semana pasada viajé en AVE a Madrid. Me reuní con algunos colegas de la Asociación de Directores de Recursos Humanos. Son buena gente... algunos y el lunes 28 de enero acudí a declarar. Delante del titular de la Sala de lo Social vino a mi mente el eco de las palabras de Dios Engreído. Repetí delante del magistrado las palabras que mi jefe, presente en la sala, me había dicho en la confidencialidad de su despacho en 2003.

Cuando iba a soltarle al magistrado la retahíla que tenía preparada alguien me interrumpió. De pronto vi a Dios Engreído con la cara colorada.

-¡Si, le odio! le despedí porque me caía mal y le quería joder. ¡Traidora!

En cierto modo me supo mal la interrupción porque al fin y al cabo estaba dispuesta a añadir a la lista el falso testimonio por si el relato de los hechos tal cual sucedieron no hubiera sido suficiente para obligar a la readmisión. Lo de dejar con el culo al aire a Dios Engreído fue un bonus interesante que ni yo mismo me había esperado.

Por la tarde había quedado con Babuíno sonriente, empezamos a hablar de la situación actual de MegaSlaverCorp, de mi situación actual, preparó unos mojitos y ayer martes me desperté en su cama. Me preguntó si yo había tenido algo que ver con lo de Gafas de Búho y evidentemente le dije que no.
-¿Pues si el no denunció originalmente el despido improcedente y aportó la documentación inicial quién lo hizo en su nombre?
- Ni idea, pero quien haya sido se enfrenta como mínimo a suplantación de identidad si le pillan.
-Seguro que no tienes nada que ver.
-¿Cómo voy a hacer yo eso si no mataría a una mosca?
-A una mosca seguro que no.
-Ni a nada más grande. Soy una burócrata. Delego mucho en otras personas, incluido el exterminio de insectos.
-Ya lo sé.

Por supuesto que lo sabe. Estoy segura que cuando me dijo que el acceso a los servidores de correo no estaban auditados lo que quería decir era que "los servidores de correo no estaban auditados... hasta ayer, que llegó el disco nuevo para guardar los registro de auditoria".

En fin, Gafas de Búho lo sospecha, Dios Engreído me odia, yo lo sé y el babuíno volvió a sonreir, y yo he vuelto a Barcelona a seguir con mi vida después de que mi pasado irrumpiera en mi vida. En otro ordén de cosas he hecho dos por uno en este viaje y he testificado también en la Sala de lo Mercantil, ya que Jefus, mi jefe actual, parece que está dispuesto a recorrerse todos los juzgados mercantiles de España, aunque al final no testifiqué.

La moraleja de toda esta historia es que no hay moraleja clara. Esto es como el Imperio Contraataca. Al final ganan los malos, pero ese no es el final de la saga. Siempre hay alguien más malo que el malo y más bueno que el bueno, o quienes creíamos buenos son los malos, aquellos a los que das dábamos lecciones pueden ser de quienes a veces deberíamos aprender, el todopoderoso director de Recursos Humanos de una gran empresa acaba perdiendo los papeles en un juzgado y seguramente será multado con severidad. Quien ha sido despedido de manera improcedente dos veces y que había perdido toda esperanza puede recuperar lo suyo, luchar sirve, siempre y cuando no se pierda el foco, porque al fin y al cabo las pecorillas descastadas no suelen estar del bando de nadie sino del suyo propio y hacen las cosas al su modo. Actuar las cosas al estilo pecoril puede salir bien, pero cada vez que obtengo un éxito como este me expongo un poco más a que aquellos que creen que me conocen de verdad vean como soy por dentro y se asusten o peor aún, se sientan traicionados y me odien.

Por otra parte siempre se debe medir las palabras. Hay cosas que resuenan en la mente de las personas. En mi caso las palabras gafas y búho se me quedaron grabadas en la mente y me vienen a la cabeza continuamente, mientras que la expresión "cárgatelo", que por cierto, es un loismo y lo correcto hubiera sido decir "cárgatele" no tuvo ninguna fuerza en mi mente, pero a veces hay algo que me viene a recordar la escena completa y entonces cuando estoy en soledad, o pseudosoledad, como cuando regresaba a Barcelona en el AVE me viene toda la película a la cabeza. Infracriaturas que dicen "ese sudaca de mierda", o "el moro de los cojones" a cualquier sudamericano, centroamericano, magrebí o árabe, sin saber que o quien te puede estar escuchando, o si una persona de esa etnia, cultura, raza, tribu o colectivo pueda ser mañana tu jefe, o el compañero con el que estás obligado a colaborar, o la persona que va a testificar contra ti.

Dios Engreído pensaba que en el entorno laborar siempre estaría por encima de todos. Un ego tan alto que cualquiera se podría subir a él y lanzarse al vacío y seguramente moriría de anciano antes de llegar al suelo. En fin. Nadie aprende en cabeza ajena, la realidad es como una mujer de vida licenciosa que vende satisfacción sexual a cambio de emolumentos. Tan rápido sientes que vas en un tren camino de reencontrarte con tu pasado como estás de vuelta en sentido contrario preguntándote si tu ex-jefe será también socio de la AEDRH y si os encontrareis en algún acto de dicha asociación y que pasará. Y por eso escribo todo esto, proque si no todos estos momentos se perderán como lágrimas en la lluvia.

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