viernes, 12 de noviembre de 2010

El babuino que dejó de sonreír II

Esta semana he estado muy ocupada. El lunes una de las primeras cosas que hice fue enviar algunos correos desde la cuenta de Dios Engreído. Soy consciente de que la suplantación de identidad es un delito penado con la cárcel, pero en este caso se trata de un servicio social.

Dios Engreído es el director de recursos inhumanos de SlaverCorp y es tan sencillo adivinar su contraseña corporativa como tropezar con su ego. Alguna ventaja tenía haber sido su mano derecha durante una temporada.

En paralelo recabé toda la información posible sobre el despido de Gafas de Búho, que aunque aparentemente procedente se trató más de una venganza que de un despido disciplinario al uso. Con los criterios seguidos el propio director de recursos desperdicios humanos debería haberse echado a la calle a si mismo.

Es por ese motivo por e que envié ciertos correos anulando el despido de Gafas de Búho. Evidentemente Dios Engreído sabía que no los había enviado el. Una cosa es que sea más engreído que listo, y otra cosa es que sea subnormal. Antes de todo esto ya había averiguado que los accesos al correo corporativo no se auditan, puesto que no hay espacio para eso y además era el propio despedido quien administraba el correo corporativo.

En resumen, Gafas de Búho se presentó ayer en la oficina porque tenía una carta certificada firmada por Dios Engreído en la que se le informaba que su despido había sido por un "error administrativo". Evidentemente a Dios Engreído no le ha gustado nada, y según me han contado tampoco podía creer lo que veían sus ojos, pero la carta estaba firmada por él, por lo que no podía decirle que esa carta había sido enviada por "error administrativo" porque Error Administrativo no es nadie que trabaje allí. La carta en realidad ha sido enviada por un becario a petición suya.

La moraleja de este asunto no sé cual es, ni como terminará porque desde luego no ha hecho más que empezar. Supongo que D. Engreído cambiará el criterio para elegir las contraseñas a uno diferente de las primeras letras del mes en curso y el año actual. Su becario aprenderá a preguntar sobre decisiones trascendentes, Gafas de Búho habrá aprendido a tener la boca cerrada aunque le tiren de la lengua, la compañía habrá aprendido que para despedir gente hay que ser más sutil y yo aprenderé a no meterme donde no me llaman, porque cualquier día de estos me pillarán y se me caerá el pelo. De momento hasta que ese día llegue seguiré siendo la Pecorilla Descastada.

O no, puede que nadie aprenda nada de eso. Dios Engreído podrá saltar al vacío desde su ego y hacer un cráter al aterrizar. Ahora su contraseña llevará e año actual con cuatro dígitos en lugar de con dos. En becario tendrá más miedo a preguntar a su prepotente jefe que a hacer las cosas relevantes sin confirmar. Gafas de Búho seguirá siendo el administrador de redes competente de siempre, aunque seguirá muriendo por la boca cual pez y desde luego seguirá odiándome. La compañía intentará sustituir a su administrador de redes por un primate infracualificado con un sueldo propio de la época dorada de la esclavitud y no sólo a cualquier adminsitrador de redes, sí no a cualquiera que cobre un céntimo más de lo mínimo que marca el convenio. Yo por mi parte me seguiré inmiscuyendo en asuntos ajenos cuando lo considere oportuno, porque una cosa es que sea una mala pécora de cuidado, y mienta más que hable pero otra cosa diferente es que me engañe a mi misma.

Saludos y que pasen un horrible fin de semana.

Pecorilla Descastada
Ex-seleccionadora de Recursos (in)Humanos

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