viernes, 5 de noviembre de 2010

El babuino que dejó de sonreír

La mayoría de vosotros, embriones mal desarrollados de ser humano, infraseres que no llegáis a la categoría de persona pensareis que soy una sucia y rastrera víbora en el cuerpo de una mujer. Una persona de esas que te apuñala o te vende a la mínima oportunidad. Que con la boca dice una cosa y con sus acciones otra distinta. Que soy desalmada, despiadada e impía. Es decir, una mala pécora con todas sus letras.

Seguramente algunos de vosotros tengáis razón al calificarme con alguno de esos epítetos. Sinceramente y sin tapujos, me da igual lo que penséis. Sois libres de opinar y de hecho tenéis una caja de texto debajo para poner lo que opináis de esta y de otras entradas. Me divierte mucho leer los comentarios. No es necesario que seáis imaginativos, al fin y al cabo me dais asco vosotros y todos los que son como vosotros, que no tenéis mejores cosas que hacer que satisfacer vuestra morbosa curiosidad.

Por otra parte me llena orgullo y satisfacciones que vuestro tiempo que tan poco valoráis lo desperdicies leyendo mis exabruptos que siempre van acompañados de espumarajos y tropezones de vómito en lugar de estar discutiendo sobre algún reality de esos que expulsan por la caja tonta.

Y ya que estoy comentando sobre como gestiona su tiempo cada cual diré que los viernes los dedico a comer con una persona que es lo más parecido a un amigo que conozco. Esa persona es Babuino Sonriente, uno de los informáticos de SlaverCorp, la compañía en la que he trabajado antes.

Como trabajador es muy diligente, y como persona es un cacho de pan y fijaos bien, creo que es la primera vez que digo que alguien es un "cacho de pan" sin ironía, o sin matizar que es un cacho de pan duro. Es una persona de buen trato y con mucha paciencia. Siempre está sonriendo y no le cuesta esfuerzo hacerlo, pero hoy la cosa era diferente.

Resulta que su jefe, Gafas de Búho ha tenido sus más y sus menos con otro de los compañeros del trabajo y como acción ejemplar le han mandado a la calle. La consecuencia de echar a uno de los informáticos cuando tienes un equipo de dos personas que además están especializadas en aspectos distintos es que al que se queda se le cae la casa encima.

Ya hace tiempo que le buscaban las cosquillas a Gafas de Buhó, porque según algunos cobra demasiado. Ahora sólo queda ver a quien meten en su lugar.

El caso es que me da pena Babuino Sonriente. No me la da tanto Gafas de Buhó a quien no le caigo bien. Le hice la entrevista de trabajo, sé que es un trabajador capaz y un experto en lo suyo. Mis redes de contactos me lo confirmaron. El caso es que él es capaz de ver como soy en realidad, y eso me inquieta, no obstante tendré que hacer algo, aunque no me apetezca, porque como el lunes Babuino Sonriente no haya recuperado la sonrisa no la recuparará nunca.

Tengo los contactos, pero ¿hasta que punto estoy dispuesta a implicarme para restablecer el orden normal de las cosas?

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