jueves, 9 de septiembre de 2010

Corte de luz

Hay algunas personas que tienen vivienda propia porque son capaces de pagar una hopoteca, pero no deberían vendérsela. Es decir que cada uno haga con su dinero lo que quiera, pero debería haber un examen de aptitud para convivir con vecinos.

CachoBurro, mi vecino de arriba lo hubiera suspendido a todas luces, porque en el apartado de vecindad hubiera suspendido clarísimamente.
Esta claro que su única motivación para tener piso es que quiere hacer en casa todas esas actividades que sus padres no le dejaban hacer en casa,es decir,escuchar música muy alto, ponerse a berrear (el lo llama cantar), cambiar la disponibilidad de los muebles del salón en cualquier momento, hacer barbacoas en la terraza, y cuando digo terraza me refiero a un balcón de menos de tres metros cuadrados que cualquier día salimos todos ardiendo...

Así que ayer cuando regresaba a casa y escuche su voz a gritos desde el portal lo vi muy claro, entré al cuarto de contadores y me llevé el fusible. Así al menos me libro de la música alta, ya que el generador de rebuznos no tiene interruptor de apagado.

Ni corto ni perezoso CachoBurro se ha dedicado a protestar y a despotricar contra la compañía que nos suministra la electricidad. Ha bajado a quejarse a la vecina del bajo (se odian desde hace tiempo) acusándola de robarle la electricidad con la plancha para el pelo y yo que sé que otras cosas, en ese punto he dejado de escucharlo, porque he cerrado las ventanas y me he puesto a ver una película.

Hoy parece que ya tiene electricidad de nuevo, por lo visto se ha dado cuenta que a su contador le la luz le faltaba el fusible y ha ido a comprar uno, cosa que le ha debido costar bastante, porque no debía saber ni como se llama "el cacharro ese que llevan al lado todos los contadores".

Al menos he evitado durante doce horas que la comunidad escuche ruidos horrendos que los homínidos menos desarrollados llaman música y los berridos que lo acompañan y también he dejado de escuchar como campia la distribución de sus muebles a horas intempestivas, eso si, la vecina del bajo debe estar acordándose de él a cada momento.

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