miércoles, 6 de octubre de 2010

¡Qué bonito es el amor!

Hay algunas compañías que se dedican a asumir todas las deudas de sus clientes y unificarlas en una sola, de manera que ese cliente en lugar de pagar los intereses de todas ellas paga sólo por los intereses de una. Hay otras compañías que se dedican ayudar a encontrarse entre si a personas que se necesitan... por una tarifa.

Luego estoy yo, que hago estas cosas por vocación.

Voy a explicar esta historia desde el principio: Por una parte hay un trabajador falto de cariño, llamémosle Especialisto, que es el único que hace las tareas que el hace en su empresa, y se siente en parte incomprendido y en parte un ser superior, porque el es el único que  se dedica a esa tarea. Por la otra parte tenemos a una alma errante que vagabundea sin rumbo buscando un sentido a la vida sin ocupación fija, llamémosle Macario, el becario.

Convencer al gerifalte local no ha sido tarea fácil, aunque tampoco demasiado difícil. El menda, porque me niego a considerar ser humano a un individuo que habla con jerga pseudotécnica y utiliza con la gente técnicas de comercial como si intentara venderte algo, se esforzó por convencerme de que todo está perfecto y de que no es necesaria una evaluación para saber eso. A estos homo sapiens del subtipo fenicius no les interesan los hechos, si no el acto de la satisfacción inmediata del consumidor/cliente/interlocutor aunque la obtengan mediante mentiras mientras que cuentan el dinero que le acaban de cobrar. Te apabullan con datos para que veas lo bueno que es esto o aquello y que es mejor que las demás alternativas, que sólo ellos te pueden ofrecer un servicio de la más alta calidad y sobre todo nunca se ruborizan.

Te cuelan trolas incluso sobre tu campo de especialidad y es inútil discutir con ellos, y yo sinceramente no tengo ningún interés en perder mi tiempo en aguantar la charla de Mercader Fenicio. Simplemente le dejé cuatro cosas claras, la primera es que no estoy ahí para aconsejarle a él. La segunda que miraré lo que quiera el tiempo que estime conveniente. La tercera que sólo informo a Amo del Universo y la cuarta que estoy al tanto del estado de las cuentas de la sociedad.

Después de esta revelación y sabiendo que conozco que los números son malos y que la moto que me ha intentado vender en realidad no tiene ruedas tuvo que aceptar sin rechistar mi solicitud de asignar a Macario como aprendiz del Especialisto.

Ahora Macario es la rémora de Especialisto. Él no está tan contento. No le ha visto aún las ventajas de tener a aprendiz siguiéndole todo el día pendiente de todo lo que hace, pero al menos ahora ambos saben que les tenemos en cuenta y que no son invisibles para quienes deciden este tipo de cosas.

En fin... ¡qué bonito es el amor! y eso que todavía queda un montón para San Valentín. Puaj, disculpad si dejo esto así y me marcho a vomitar.

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