miércoles, 10 de junio de 2009

Mi frutero tiene un blog... y es un coñazo

Hace tiempo he descubierto que mi frutero tiene un blog.

Su primera entrada fue "Tengo un blog, no sé de que va a ir pero poco a poco ya lo descubriré." Lleva diecisiete entradas y todavía no he logrado entender sobre que trata.

No tiene ninguna coherencia, pero tampoco es espontáneo. Intenta escribir como un literato, pero es un palurdo. Yo al menos no engaño. Escribo lo que me sale de las entrañas de la manera que me sale de las entrañas, es decir, no escribo, escupo mi opinión a bocajarro, con todos sus perdigones. Vivo rodeada de pardillos cuya mísera existencia me provoca nauseas y hace que me den ganas de vomitar.

¿Es culpa de los esos pobres pardillos? Es posible.

¿Es mí culpa? Muy probablemente.

Eso da un poco igual. El tema de hoy es que mi frutero tiene un blog y ni el mismo sabe sobre que coño escribe. El tío sabe seleccionar un melón y sin abrirlo sabe si va a ser dulce o no. Puede decir a ojo cuanto pesa con un error de cien gramos, pero ni sabe escribir sin faltas de ortografía ni sabe contar una historia que enganche, ni tiene anécdotas divertidas ni aburridas. Ni siquiera tiene anécdotas.

El menda no es divertido ni en persona. Cuenta los peores chistes del mundo y además los mata antes de llegar a la parte graciosa, pero es que por escrito son todavía peores, porque ni siquiera te puedes reír de como se atasca balbuceando con su acento cerrado y pedirle que repita lo que ha dicho porque no se le entiende nada.

No voy a esperar a la decimoctava entrada. El manual de mi nueva silla de ejecutivo en mi recién estrenado despacho es mucho más divertido que leer su bitácora. Además ahora me siento mucho más cerca del baño para poder ir a vomitar a gusto mientras pienso en todas

¿Que me hayan asignado este despacho será la calma antes de la tempestad? ¿Será que me quieren aislar de los demás trabajadores en plan divide y vencerás? Da igual. Mañana a estas horas lo sabré y si es una maquinación de alguien tendré preparado un plan de contingencia. Necesito acción. Leer el ciber-diario de mi frutero es el colmo del aburrimiento.

Joder, si quisiera leer un blog con las anécdotas de un frutero le pediría a mi becario que escribiese uno como sí el fuese un frutero. Seguro que me engancharía desde la primera entrada, aunque pensándolo bien, una bitácora redactada desde el punto de vista de un becario formado por mí si que sería entretenida.

Al próximo becario que forme le voy a pedir que escriba una.

2 comentarios:

  1. De todo hay... si no hubiese tontos, aburridos, empollones, menos tontos,.. esto no sería lo mismo :D

    besitos

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  2. Efectivamente. Yo no me podría cabrear con mi becario si hubiera venido enseñado.

    El problema es que de algunos tipos de personas hay demasiadas.

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A las pecorillas nos gustan los cotilleos y la polémica, así que nútreme con tu opinión.