lunes, 15 de junio de 2009

¡Es una fieshta!

El sábado el Gran Jefe ToroBufador había organizado una fiesta. Era una fiesta especial. Una fiesta con otros Grandes Jefes de otras sucursales de la empresa y con algunos de los ejecutivos más importantes.

El magno evento se celebraba en un gran restaurante situado en una de las carreteras de acceso a la ciudad. Uno de esos sitios caros especializados en la celebración de banquetes. Tenía preparado un discurso para felicitar al equipo directivo y a los ejecutivos por los buenos resultados que seguro que saldrían publicados cuando se presente el informe semestral.

Para su sorpresa en lugar de repartir invitaciones entre los grandes ejecutivos las había repartido entre los becarios que sabía que iban a poder asistir. Eso si que es un regalo.

Uno porque se examina la semana que viene y está harto de estudiar, porque por más que estudie no se va a saber mejor lo que ya se sabe y se pone de los nervios. Otro porque ya se ha examinado de todo... en fin, que por A o por B habían acudido alli una docena de becarios dispuestos a ponerse las botas con el dinero de la empresa.

El gran jefe no podía dar crédito a sus ojos cuando en lugar de ver a sus secuaces equipo de altos ejecutivos tenía entre si a una horda de jóvenes de los cuales no llegaba ninguno a la treintena, todos ellos becarios en prácticas a los que ni siquiera mira cuando se cruzan en la oficina y con los que no comparte ni ascensor, aunque le toque tener que esperar más.

Cómo delante de los otros grandes jefes no podía mostrarse débil ni dolido estuvo tragándose el orgullo durante toda la comida. Cuando llegó la hora del discurso y se refirió a que allí estaba reunida la  "gente que hace grande a esta compañía" los becarios le miraban con cara de incredulidad.

Yo rompí a reír porque esta claro que es un discurso de autobombo en el que él felicita a su equipo de altos ejecutivos, de los que solo había dos y después se felicita a sí mismo en plan autobombo. Lo que quería decir en realidad fue "Que grandes sois por los clientes que teneis y los beneficios que dan a la empresa y que chulo y que grande soy yo por ser vuestro jefe. Tomemos el postre y chupémonos las pollas porque nos lo emrecemos que para eso nos gastamos este pastizal de la empresa en venir a este lugar".

Es curioso. La situación me hizo pensar en que no hay ninguna mujer entre los altos ejecutivos, que no sé que tienen de alto porque RetacoGlotón no debería sentirse incluído. En fin, que no sé si es porque no hay mujeres de valía para esos puestos, o que sí hay mujeres de valía o bien prefieren hacer otras tareas, o bien son discriminadas.

Porque sí se trata de felicitar al equipo no se ha dignado ni en invitar a su secretaria, Perra Gorda, que esa si que hace equipo y se encarga de que el equipo se comporte como un equipo, además de llevar las cuentas de las porras de la oficina mejor que nadie.

En estas tribulaciones andaba yo cuando de pronto exclamo "Chavales, ¡están hablando de vosotros! ¡Los becarios sois quienes haceis grande esta compañía!" "Es verdad",responde un becario "¡Si es que semos de lo que no hay!" - responde otro de los becarios.

En aquel momento las risas generales inhundaron el ambiente y los becarios estaban exaltados gritando y felicitándose mutuamente, exclamando que nunca como becarios habían imaginado que les harían una fiesta por el fin de su estancia de prácticas.

¡Dame una B! - "Dame una E" - "Dame una C", "Dame una A".

De pronto en mitad de la algarabía mi mirada se cruzó con la de Torobufador. Evidentemente sabía que era yo quien habñia invitado a los becarios. Por mi parte no quería que fuese secreto. Deseaba que se cabreara de verdad como nunca se había cabreado y lo estaba consiguiendo. Su mirada me atravesava como si pudiera fulminarme con ella.

No sentía que deseara mi despido. Lo que sentí que deseaba era mi muerte. Estrangularme allí mismo. Agarrarme del pescuezo y retorcérmelo hasta que dejara de respirar, pero evidentemente no iba a hacer eso. Cogió aire. Iba a gritar. Iba a gritar muy fuerte.Iba a gritar hasta quedárse afónico. Pero no gritó. No lloró ante la impotencia, simplemente se desinfló como un globo y se dejó caer sobre su silla.

De pronto el director de la Sección Dos se acercó a él y le felictó por la original idea de hacer un homenaje a los becarios. El respondío que la idea había sido suya. El otro comento que en la S-2 les hacen una fiesta de bienvenida, pero ay algunos que se van antes de tiempo porque trabajar cobrando poco no les gusta y que hacer la fiesta de despedida en lugar de bienvenida es una gran idea porque les estimula a quedarse, y que si se vam sale más barata porque son menos.

Torobufador le dió la razón mientras maldecía entre dientes. En nuestra sección no se hacen fiestas de bienvenida, y menos a los PBC. Ahora tendría que hacer una cada año. Se le acercaron más jefazos de otras secciones.

"Que pillín, así que a los ejecutivos te les reservas para la siguiente fiesta, solo entre colegas ¿eh?" Se pudo oír. Así que encima tendría que ir a dar otra fiesta. Eso suponía más dinero, pero la gente estaba muy contenta y todos le felicitaban por el enorme éxito de la celebración.

Los becarios se codeaban con ejecutivos y hacían contactos. Todo parchaba bien y finalmente el Gran Jefe estaba contento, lo que hace que yo no esté nada contenta. Casi tengo éxito en mi plan de conseguir que se haga con el cabreo supremo, pero he fallado. Ahora puede que en lugar de echarme a la calle me ascienda.

Ya me han dado un despacho, a condición de que lo limpiara yo. Tengo una silla de ejecutivo. Lo único que me puede dar es un becario nuevo con el que jugar, pero la temporada nueva de becarios no empieza hasta septiembre.

Me fastidia que los planes no salgan bien. Me jode. Me he quedado sin ideas de como cabrear al gran jefe para que me despida. Hubiera estado bien que me mandara a la calle, allí mismo, a grito pelado, delante de todo el mundo. Sin comunicármelo por escrito, sin 30 días de aviso, para que les pudiera amenazar con llevarles a juicio y que me indemnizaran debidamente, para que me pudiera tomar un año sabático.

Pero no ha podido ser. Estoy fastidiada. Necesito urdir un nuevo plan y estoy sin ideas. Necesito vacaciones.

2 comentarios:

  1. Si, que las cosas al revés de como uno las planea es fastidioso, por eso planeo a pequeña escala, para tener controladas la mayor cantidad de variables posible.

    Un saludo, bastardilla desnaturalizada.

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