miércoles, 6 de mayo de 2009

El metro es asqueroso

Debo reconocer que el metro es la manera más rápida de cruzar de lado a lado la ciudad en transporte público. Elijo este medio de transporte porque si fuera por superficie, teniendo en cuenta los horarios en los que me muevo estaría permanentemente atrapada en un atasco.

Lo que más me fastidia del metro no es tener que compartir mi espacio vital con desconocidos. Ni que traten a los pasajeros como si fueran ganado. Ni las continuas averías. Lo que me fastidia es tener que ir acompañada de auténticos guarros.

Entiendo hasta cierto punto que a alguien se le escape alguna flatulencia, es natural, aunque me moleste el olor a efluvio rectal en los lugares cerrados, lo que me molesta es el olor a sobaco, que eso es más controlable y hay algunas personas que no lo tienen en ninguna consideración.

Y hablando de gente cerda que queda en vergüenza comparada entre tan lindos animales voy a hacer una aclaración. Los que huelen mal no son solo hombres, también hay algunas mujeres que apestan. Más de una y más de dos se creen que con ponerse colonia es suficiente. No bonita, no. La colonia es un complemento, y los complementos van después de lo básico, que es lavarse con agua y con jabón.

Luego está también el tío marrano con caspa hasta en las cejas. Cuando mueve la cabeza proyecta sus costrones en todas direcciones y parece que está nevando. Si a eso le añades el pestazo a tabaco que lleva encima ya está todo dicho. No es que una sea de olfato demasiado sensible, pero si te fumas dos cajetillas de tabaco al día aunque el jersey de ayer parezca limpio a la vista apesta al olfato. Cámbiatelo o deja de fumar y aprende a lavarte los sobacos.

Después están los parlanchines, que cuando van en grupo con sus colegas se ponen a charlar de cosas de su oficio y largan de todo. Especialmente cosas que seguro que están sujetas a secreto profesional. ¿A mi que narices me importa si le has recomendado a tu cliente que como van a subir ahora las temperaturas compre diez mil para venderlas luego o si el sistema Chaputronic está detenido porque le están subiendo la versión al concentrador de microfirulillos?

Ahora, a la competencia seguro que si que le interesa, y si puede hacerse con información técnica o estratégica sin necesidad de infiltrar o sobornar a alguien mucho mejor.

Por cierto, que eso que esta apretando tu codo son mis costillas, y ese pisotón que has sentido no ha sido accidental, y si sigo notando tu codo en mis costillas o esa mano vuelve a rozar sospechosamente mi trasero los siguientes pisotones irán con más fuerza.

Mi parada. Me bajo del vagón. En las escaleras mecánicas se sitúa detrás de mi el propietario que en la aglomeración me rozaba sospechosamente. ¿No ha entendido el sutil mensaje del pisotón? ¿Cuál de las tres veces no lo ha entendido? ¿No se da cuenta que si sigue colocado detrás de mi y un poco más abajo tal y como está del siguiente aviso le voy a dejar sin dientes golpeándole con la bolsa del portátil?

Pues no, no se dio cuenta. Repentinamente la escalera mecánica se paró y lo que yo fantaseaba con hacer sucedió en contra de mi voluntad: la esquina de la bolsa que llevaba colgada del hombro le golpeó en la cara y rompió la nariz.

Le presté un pañuelo de papel solo para comprobar si le había roto algún diente, pero desgraciadamente no había sido así.

Juro que fué un accidente.

3 comentarios:

  1. ¿Misma entrada, distinto título?
    Sé un poco más original, jajaja!

    ResponderEliminar
  2. Madre mia... pero eso es verdad??? jeje a mi me da miedo el metro! Besossss

    ResponderEliminar
  3. "Le presté un pañuelo de papel solo para comprobar si le había roto algún diente, pero desgraciadamente no había sido así" es decir que tu querias romperle un diente? :O ahora no me parece tanto un accidente...

    ResponderEliminar

A las pecorillas nos gustan los cotilleos y la polémica, así que nútreme con tu opinión.