miércoles, 27 de mayo de 2009

Reacción en cadena

El jefe supremo nos han convocado a primera hora en la sala de reuniones grande. Tiene mucha gracia de que nos convoque de urgencia a primera hora, porque casi todo el mundo se suele retrasar a primera hora.

El tema de la reunión es "que nos dejemos de gilipolleces" ese era el único asunto en el orden del día. Que las amenazas veladas a compañeros y las no tan veladas así como las sesiones de "acollejamientos" no llevan a ninguna parte y que un compañero a abandonado ayer el puesto de trabajo y no piensa volver jamás.

Le es indiferente el motivo por el que toda la oficina está en contra de esa persona, desde la planta baja hasta la 19 (la empresa no tiene todas las plantas de la torre, solo algunas de ellas, la mayoría compartidas con otras empresas) , pero opina que tomarse la justicia por la mano y obligar  a alguien a presentar la baja permanente voluntaria por miedo a su integridad física no es el camino para el entendimiento.

Por mi parte no tengo nada que decir. Casi me siento culpable de un triunfo tan rotundo. Tras la reunión quedó claro que muchas cosas van a cambiar. ¡Claro que lo van a hacer! Traidor Arrastrado ya no se encuentra entre nosotros. El mundo descubrió súbitamente y sin anestesia toda su falsedad y su doble moral, que era mucho mayor de la que incluso los malpensados vislumbraban en sus turbulentas y conspiradoras mentes. Incluso sus amigos del sindicato se volvieron contra él.

Lo que me ha sorprendido es que la detonación del arma secreta ha traído efectos mucho más devastadores de lo que había previsto y hay muchos efectos secundarios que ni siquiera yo puedo predecir, aunque se descubrirán a su debido tiempo, seguramente cuando ya sean inevitables e irreversibles.

Por otra parte he actuado como he actuado porque en este país (y concretamente en esta empresa) NO HAY HUEVOS A ECHAR A LOS FIJOS.

Se puede no renovar a los temporales. Se puede no renovar a ningún temporal. Se puede contratar únicamente trabajadores temporales, hacerles contratos de tres meses y sistemáticamente no renovar a ninguno. Prometerles que si están motivados y rinden bien serán indefinidos después de cierto periodo de tiempo, que nunca llegará porque su contrato es más corto. Se puede prometer a los temporales un plan de carrera que no existe.

Aún así los sindicatos no harán nada. Pactarán con el patrón que no se despida a nigún indefinido con amenazas de huelga y usando la coacción y el chantaje de revelar las atrocidades que se comemten con los demás trabajadores no indefinidos.

Sin embargo si la empresa despide por causa objetiva y con una generosa indemnización, el nombre de la compañía aparecerá en los periódicos por destruir empleo, aunque ese indefinido sea un trabajador que no es valioso para la misma. También aparecerá en la portada de los principales medios de Internet en los que los usuarios eligen las noticias de portada, porque tienen na red de compra de votos bastante estable.

Por eso la cosa tiene que cambiar. Yo he dado el primer paso para que suceda el cambio. He puesto en evidencia a un compañero inútil que se había puesto la soga al cuello el solo. Uno que no respeta a sus compañeros y para el no son ni trabajadores ni seres humanos y la respuesta ha sido unánime. Todos sus demás compañeros le han pedido que se marche, algunos por las buenas y otros por las malas, así que no ha tenido más remedio que entregar su carta de renuncia y marcharse por la puerta.

A pesar de haber saborado la victoria hay algo en mi interior que me porvoca cierta desazón.

¿Será que he descubierto eso que llaman ética?

¿Será que el fin no justifica los medios?

¿Será que al haber cumplido mi primer objetivo me he quedado un poco vacía?

¿Será que se fue ayer y ya hecho de menos que me tuviera de confidente en sus pérfidos chascarrillos acerca de los demás compañeros mientras yo para mis adentros maquinaba la forma de obligarle a abandonar la empresa?

No lo sé. Lo que sé es que me siento profundamente angustiada y no conozco la causa exacta.

2 comentarios:

  1. Venga, mujer, sé fuerte!! ¿A ver si no vas a ser tan pécora??! jajaj!
    Sí que es cierto que a veces se puede llegar a echar de menos a un enemigo que a un amigo... Pero no te preocupes, que cuando menos lo esperas, aparece otro en quien enfocar tus iras.

    Yo soy obrero asalariado (anteriormente fui autónomo y jefecillo en la empresa de mi padre; ése no era el objetivo de mi vida, así que abandoné). Y te digo de verdad que a veces siento vergüenza ajena por culpa de compañeros y comités. En mi empresa se sigue más o menos la misma línea que en la tuya. Estamos unos cuantos fijos, y los demás son temporales. A veces me repatea (y mucho) ver cómo no se renueva a gente que es muy trabajadora, que tiene mucha iniciativa y que aprecia el compañerismo y el trabajo en equipo. Vamos, gente que aportaría mucho a la empresa. En su lugar, la empresa tiene una serie de cerdos mantenidos que son intocables por antigüedad, o por misteriosos lazos que les unen con algún directivo o cosas así. Son gente que lo único que hace es cumplir con sus 8 horas haciendo lo mínimo, acumulando su trabajo para el resto de los compañeros y dándote puñaladas por la espalda para colgarse medallas.

    Bueno, bueno, que me alargo. Si es que es entrar en este blog y me entra una mala baba...

    jajaja!! Un saludo!!

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  2. Lo que suce de es que me he quedado sin objetivo principal. La persona que más asco me daba con diferencia ya está fuera. Es hora de ir pensando en otros objetivos.

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